La mirada femenina

Imagen realizada con Inteligencia Artificial

 

Por Susana Pedraza, profesora de Lengua y Literatura del IES Pablo Neruda de Huelva

La mirada femenina 1

A principios de marzo tenía pensado escribir un artículo sobre “Mujeres y Literatura” en la enseñanza secundaria. Quería reflexionar, a través de mi propia lectura/escritura, sobre la reconstrucción del canon literario en la escuela, así como en el corpus de textos de otras materias, coincidiendo con el 8M, y analizar de forma breve, cómo va incorporándose, poquito a poco, a las autoras de cada generación en los manuales escolares, en las bibliotecas de centro, en la norma curricular y cómo vemos en las librerías el crecimiento de obras escritas por mujeres, o sobre mujeres, destinadas al público adolescente, por parte del mundo editorial, del que debemos estar muy atentas/os.

He de decir en mi defensa, ante la demora evidente, que cuando escribo, siempre necesito mucho tiempo: para leer antes, para pensar y repensar las ideas, tomar notas. A veces me disperso, me vuelvo a centrar… de tal manera que lo que iba a ser un texto para marzo sobre el canon y género, se convierte en una invitación a incorporar la perspectiva femenina en el ámbito escolar. Seguimos celebrando el 8M, e incorporamos el 23 de abril, con más libros, autoras y reflexiones.

Como contrapunto, que hace palpable la necesidad de seguir hablando sobre estas cuestiones, algunos datos que entre marzo y abril han publicado medios digitales o de tirada nacional, con titulares como “La generación Z se parte en extremos: ellos son los más machistas y ellas, las más feministas” (El País, 8/03/24) en base a una encuesta realizada por este medio y la SER; “Parejas jóvenes con una vida sexual rota por el porno” (El País, 31/03/24), asunto que abordo en mis clases de 2º de Bachillerato a raíz de la lectura barojiana de El árbol de la Ciencia, y las publicaciones periódicas anuales sobre este tema que evidencian no solo la mala educación afectivo- sexual de nuestros adolescentes, sino la cosificación permanente de la mujer, que consume también estos productos para aprender a satisfacer el deseo masculino, sin tener en cuenta el propio; “Igualdad condena tres nuevos asesinatos por violencia de género, de una mujer y sus dos hijos, en Barcelona” (La Moncloa, 10/04/24) la violencia en su grado extremo hacia las mujeres y sus hijos; “Diferencias salariales entre hombres y mujeres en Europa: ¿cómo se comparan los países para reducirla?” (euronews.net, 8/04/24)… por citar algunos ejemplos, nos obligan a reflexionar sobre el papel de la escuela en la construcción de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres, y la construcción de un imaginario colectivo que dé a las mujeres un lugar de co protagonista en esta historia de la humanidad.

Así, con la mente puesta entre la realidad que nos toca y las inquietudes propias, vuelvo al punto inicial. Hacía meses que había caído en mis manos Escritoras. Una historia de amistad y creación, de Carmen G. de la Cueva, ilustrado por Ana Jarén, cuya lectura me produjo una profunda emoción, no sólo por las redes que teje tirando del hijo, reales e imaginarias, con tanta delicadeza trazadas entre las escritoras que retrata, sino porque habla de su propia experiencia: mujer, madre, soledad, y el deseo de escribir y sus dificultades como mujer… y eso me atraviesa. ¿Cuántas alumnas escribirán en secreto, en diarios, cuadernos? ¿Dónde quedarán esas experiencias? ¿Qué lugar ocuparán en sus vidas presentes y futuras?

Quería abrigarme al calor de las mujeres, documentarme sin ambición científica, leyendo narrativa fundamentalmente, algún ensayo, para escribir este texto, tengo muy pendiente a las poetas. Pero no con nuestras ancestras, algunas ya leídas de forma aleatoria, a veces fortuita, y que tanto me han enseñado y sorprendido por silenciadas: las novelas y cuentos de Emilia Pardo Bazán; María de Lejárraga, con sus Cartas a las mujeres de España (qué gran documental el de Laura Hojman); los Diarios de Zenobia; La mujer moderna y sus derechos, de Carmen de Burgos; Luisa Carnés con su brutal Tea Rooms. Mujeres obreras, donde se abordan cuestiones absolutamente actuales y tantas otras admiradas y muchas en lista de espera… Muy necesario en este sentido, además de Las Sinsombrero de Tània Balló, cuyo documental comienza y termina en un aula de Secundaria, el reciente ensayo Las sin amo. Escritoras olvidadas y silenciadas de los años treinta, de Antonio Orihuela, o de hace algunos años Mujeres de la posguerra, de Inmaculada de la Fuente. ¿Incluimos de forma natural estas lecturas en nuestras clases? ¿No sigue siendo una nómina masculina y a veces la escritora queda como “la cuota” de género que hay que cubrir pero sin mayor profundidad? ¿Está el profesorado formado en integrar las perspectiva de género en todas las materias?

Yo quería leer y tejer mi red con mujeres del presente, ver cine hecho por mujeres, documentales, canciones, poemas, escuchar podcasts… sin seguir un patrón, pero de forma consciente y gustosa. En poco más de un mes han caído mis manos Yeguas Exhaustas, de Bibiana Collado, que nos narra su propia experiencia subjetiva, pero de clase al mismo tiempo, sobre el mundo universitario, las relaciones de poder, la familia, la madre, las violencias en su relación de pareja, la envidia profesional, con frescura, contundencia; leí La vergüenza, de Annie Ernaux, quien ya me había traspasado con La mujer helada y relata, también desde una clara posición de clase, el paso de su infancia a la adolescencia y la toma de conciencia de su lugar social; la búsqueda de la propia identidad a través del pasado familiar, que invita a reflexionar sobre la propia historia de nuestro país en Honrarás a tu padre y a tu madre, de Cristina Fallarás, que acaba de publicar Al final de todo esto; y Cara de Liebre, de la mexicana Liliana Blum, sobre los cuerpos, la precariedad, la venganza, el desamor, las soledades; y a medias voy entre El retrato de casada, de Maggie O´Farrell, que nos remonta a la Italia del siglo XVI para construir la vida de la joven Lucrezia di Cosimo de Medici… y Panza de burro, de Andrea Abreu. Una embriaguez de novelas absoluta. Y tantas lecturas pendientes de escritoras que me interesan… .

Igualmente, se han ido sucediendo películas, documentales, podcasts… dirigidos, protagonizados, escritos, por mujeres. Desde Manipulación: sexo, cámara, poder, de Nina Menken, y que recomiendo incorporar a todos los centros educativos para analizar cómo desde el lenguaje fílmico se construye un imaginario sobre “lo femenino”, a partir del análisis de planos, enfoques, luces, sonido,… de lo que se ha dado en llamar “la mirada masculina” (Laura Mulvey), que ha jugado un papel importantísimo en la construcción de la “mujer como objeto” hasta Sauna, de Anna Hints, que nos habla desde ese coro de voces que comparten el espacio y la vida, de la sororidad, la relación entre lo íntimo y lo político, las violencias sobre los cuerpos de las mujeres, el deseo…. En medio de todo esto, Mamacruz, dirigida por Patricia Ortega con Kiti Mánver como protagonista, que pone sobre la mesa la sexualidad femenina en la madurez; Teresa, dirigida por Paula Ortiz, y protagonizada espectacularmente por Blanca Portillo, donde escuchamos por parte del inquisidor: “Vuestra boca suena a república de mujeres, a rebeldía”; del imaginario de un mundo gobernado por mujeres nos habla El sueño de la sultana, de Isabel Herguera; en Mujereando, el quejío de una diosa, de Carmen Tamayo, las voces que nos cuentan son mujeres sin hogar que sanan sus heridas profundas a través del teatro, o Julia, no te cases, de Pablo Levy, cuya protagonista es su propia madre y su anhelo de vida a pesar de un matrimonio castrante. Y otras tantas que se van quedando apuntadas, desde Un amor, la adaptación de la novela de Sara Mesa de Isabel Coixet, al próximo estreno Siempre nos quedará mañana de Paola Cortellesi, .

Muy interesante, y relativamente fácil de llevar al aula, es la creación de Podcast. Ciberlocutorio, de Andrea Gumes y Anna Pacheco; Saldremos Mejores, de Inés Hernand y Nerea Pérez de las Heras; La Script, con María Guerra, El Olimpo de las diosas, de Henar Álvarez y Judtih Tiral; Maldito Bollodrama, de Laura Terciado y Bake Gómez… son algunos ejemplos donde se aborda la actualidad, se hacen entrevistas, se habla de libros, música, cultura, cuestiones sociales de interés colectivo. El humor de las argentinas Laila Roth, Connie Ballarini, si queremos ir más allá de nuestras fronteras.

Recomendaciones de amigas, colegas, páginas de Facebook o la celebración del Wofest, espacio periférico y muy necesario de cine realizado por mujeres donde participa el alumnado onubense, programas de radio dedicados a lo que escriben, producen, crean las mujeres, incluso el último programa de Cachitos en la 2 se titulaba “Girl Power”… Todo nos invita en este tiempo a repensar el mundo desde otra óptica, a incluir la mirada plural, enriquecedora, que nos narra y nos cuenta las experiencias y vivencias de nosotras, las mujeres, y de nuestras alumnas, para que nunca más sean objetos, sino sujetos activos con capacidad de amar(se), pensar(se), reflexionar críticamente y actuar. Najat el Hachmi, en una de sus columnas de El País, nos recuerda: “No somos cuota, somos la mitad de la humanidad y a por la mitad de todo hemos venido, no nos vamos a conformar con migajas” Pues eso, más libros, más voces, más reflexiones, creaciones, con la mirada femenina.

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