En el año 2017, los padres del colegio Fernando Feliú de Gerena pidieron al Ayuntamiento de la localidad por primera vez que se colocaran toldos, árboles o cualquier elemento que dé sombra en el patio del colegio, un lugar diáfano en el que, cuando llegan episodios de calor, los niños han llegado a salir a las dos de la tarde con quemaduras en la cara o los brazos.
Tras seis años de promesas incumplidas, han decidido pasar a la acción. La pasada semana los padres convocaron una asamblea en la que consiguieron arrancar al Ayuntamiento el compromiso de llevar al Pleno de este jueves, 11 de mayo, un acuerdo urgente para que el asunto se solucione de una vez. El acuerdo fue debatido en forma de moción presentada por Adelante, y aprobada por unanimidad, una moción en la que se reclama que se llegue a un acuerdo con la Junta de Andalucía para firmar un convenio que solvente el asunto.
Unas competencias que no impiden el gasto
El Ayuntamiento, gobernado en mayoría absoluta por el PSOE, asegura que no tiene competencias para levantar una infraestructura como esa en un colegio gestionado por la Junta, y se agarra a que tiene informes en contra de la intervención municipal, aunque no es cierto. Tanto en la asamblea de los padres del pasado viernes como en el Pleno se mostraron una veintena de ejemplos que citan que hay ayuntamientos que han dado el paso adelante para ubicar sombra en forma de toldos en los colegios, con el visto bueno de la intervención de cada Ayuntamiento. Hay ejemplos notables, como el de Nerva, en Huelva, donde el Ayuntamiento aprobó el gasto el 28 de abril y los toldos se comenzaron a colocar el 2 de mayo, solo cinco días después.
De esta forma, lo que se ha aprobado es una moción que no tiene consecuencia jurídica alguna si no se cumple, de modo que los padres van a seguir con sus movilizaciones, ya que en la asamblea se propuso al Ayuntamiento que aprobase un gasto por la vía de urgencia como medida más rápida, haciendo un traspaso de una partida presupuestaria a otra, pero no se ha hecho. Sin embargo, en el mismo Pleno se aprobaba que casi 350.000 euros pasasen de una partida a otra para mantener los servicios sociales, ya que los presupuestos de 2023 aún no han sido aprobados en el Consistorio.
El AMPA puede ser la solución
Esa misma solución proponen los padres, con un matiz: si no quiere invertir el Ayuntamiento en los toldos amparado en la irreal falta de competencias, se le puede dar una subvención al AMPA para que sea este órgano el que pague los toldos. Este extremo se le va a plantear al Ayuntamiento en una reunión urgente que van a pedir los padres, que no están dispuestos a parar en sus protestas hasta conseguir sus objetivos, que pasan por que el curso comience en septiembre con los toldos colocados. Mientras tanto, algunas familias mandan a los niños al colegio con protección solar, como si fuesen a la playa.
Los árboles que nunca se repusieron
Con todo, se reclama que haya sombra, por ejemplo en forma de árboles. En su día se colocaron varios que enfermaron y nunca se han repuesto. A pesar de que la Diputación cuenta con un vivero que presta este servicio, no se ha recurrido a él, y el patio sigue al sol. Como solución, la dirección del centro plantea que se eliminen clases de Educación Física, se recorten horas de recreo o bien los niños se queden en la zona de la exigua sombra del edificio principal cuando salgan al patio.
Además, el colegio tiene instalados aparatos de aire acondicionado que fueron aprobados como inversión por el Ayuntamiento en 2018, mediante una partida del Plan Supera. El interventor municipal no puso reparo alguno a que se realizase algo en lo que, evidentemente, tiene competencias. La Ley marca que un Ayuntamiento puede gastar dinero en un colegio siempre que la inversión no supere el 50 % de lo que costó el centro. Otra cosa es la Ley de Bioclimatización de la Junta de Andalucía, aprobada en 2020, con el objetivo de realizar todas las inversiones que contempla antes de 2026, pero que en tres años no ha realizado acción alguna.
El nuevo colegio, sin fecha en el horizonte
Otro asunto es el colegio nuevo de la localidad, que el Ayuntamiento cita como solución cuando se deje de prestar servicio en el actual, unas instalaciones obsoletas con un edificio original de 1927. Los padres no aceptan esta opción, ya que el centro está en fase de licitación, los terrenos aún no han sido modificados en su uso para acoger el edificio, e incluso no se sabe si en el proyecto hay sombras contempladas. Con suerte, si los plazos van deprisa, el colegio comenzará a funcionar en 2028.
Con todo, ante la falta de intención del Ayuntamiento y la Junta de Andalucía para solucionar el tema, los padres han decidido dar el paso adelante y movilizarse. De forma paralela, vigilarán de cerca el cumplimiento de la moción, pero como esta no marca plazos sino que insta a firmar un convenio, van a estar muy pendientes de que todo se cumpla, con la vista puesta en que termine el paisaje de niños con quemaduras o exhaustos cuando salen del colegio.