Un día importante para muchos jóvenes y no tan jóvenes. Tienen los exámenes de acceso a la docencia.
Tras un año de sacrificio (pero muchos, muchos más acumulados) se juegan en una prueba escrita, gran parte de su futuro profesional. Es curioso que intentamos diversificar los sistemas de evaluación con los niños, pero nosotros seguimos evaluando nuestra «aptitud» para la docencia a cara o cruz.
¡Me dirijo a ti!
Recuerda que eres mucho más que esa prueba. Eres el amor y vocación por la Enseñanza. Eres el ápice de cambio para mejorar la vida de muchos niños y niñas, para mejorar el mundo.
Te necesitamos a ti, y a ti también, y a ti… Sí, tú que lees estas líneas y que estos días te piden que lo muestres todo deprisa y corriendo… Qué distinta puede ser una carrera y un examen de la realidad que espera en un aula… Pero algún parámetro de selección debe haber para realizar la criba… Ya es muy discutible que este sea el método correcto…
Aún recuerdo mis años de opositor. La primera vez, suspendí. Apenas preparé un mes el examen y fui a ver en qué consistía este monstruo devorador de tiempo, energías y nervios… La segunda, entré en la bolsa de interinos. Posiblemente, sacara mi plaza el año que peor preparado iba. Pasé por la selección… Para poder empezar a ejercer como maestro de la forma que creo que es necesaria…
Pero no olvides una cosa… ¡Tú ya eres maestro o maestra! Tienes el amor por la docencia y tanta vocación como para haber sacrificado tanto para conseguir dar clases. Ahora se trata de cumplir un trámite que puede ser justo, pero también de lo más injusto.
No te deseo suerte. Te deseo que los nervios no bloqueen ideas, que la falta de sueño en una noche larga no ralentice lo mucho que tienes que mostrar en tan poco tiempo. Te deseo que puedas mostrar lo mucho que eres. El maestro y maestra que llevas dentro. Necesitamos docentes como tú.
Espero que mis ánimos puedan llegaros a tiempo. ¡Ya sois docentes! ¡Mostradlo! Os espero, compañeros.
