Entusiasmo: la mejor actitud del docente

Por Luis Anes, maestro de Educación Primaria en el CEIP Virgen del Pilar (Huelva) y ganador del Global Teacher Award 2021

El entusiasmo del docente es la forma más directa de conseguir el entusiasmo de su alumnado.

Sin olvidar la importancia de otros elementos como la metodología, los recursos didácticos o las múltiples herramientas pedagógicas; pero es la actitud del docente, en su praxis diaria, una de las formas más esenciales de marcar la diferencia, de elevar a la máxima potencia el aprendizaje de sus alumnos y alumnas.

No «esperes» que sea un buen día, depende de ti «hacer» que lo sea.  Hay una gran diferencia, el poder de la actitud. ¿Qué le pasa a ese maestro que llega cada mañana con una sonrisa y se va con otra igual de amplia? ¡Que disfruta tremendamente de este trabajo!  Disfruta con lo que haces y , además, harás disfrutar a los demás contigo. La MOTIVACIÓN se contagia.

Porque si tienes que hacer algo, hazlo disfrutando. Enseñar con entusiasmo para atraer a los estudiantes, despertar su curiosidad y poner en marcha su motivación.

El entusiasmo de los docentes está generalmente reconocido como una de las cualidades y características más esenciales y deseables para ser eficaces en su labor. Suele connotar un estilo de enseñanza motivador, enérgico, apasionado y dinámico. Un  maestro entusiasta suele animar su clase con altas dosis de disfrute y expectación; hace que los alumnos participen y los estimula a explorar. De este modo, el entusiasmo del profesor despierta la curiosidad de los alumnos y pone en marcha su motivación para aprender. El entusiasmo del profesor puede conducir a una mejor evaluación de la enseñanza, a una actitud positiva hacia los profesores, a un mejor rendimiento de los alumnos y a un mejor comportamiento en el aula.

Aunque el compromiso conductual, cognitivo y emocional de los estudiantes puede verse influido por otros factores contextuales, la variable del profesor asume un papel crucial en la determinación del compromiso de los estudiantes en el aula. Se ha comprobado que el apoyo y la atención del docente son fundamentales para el compromiso de los alumnos.

Hay una gran variedad de estudios que demuestran que cuanto más entusiastas y dinámicos eran los profesores, más se comprometían los estudiantes, tanto desde el punto de vista conductual como cognitivo y emocional. Este hallazgo tiene sentido porque el compromiso de los estudiantes es moldeable y responde a las emociones y estilos de enseñanza de los profesores, y las emociones positivas probablemente producen comportamientos sociales positivos. De este modo, las emociones pueden producirse internamente, pero son en gran medida compartidas y contagiosas, creando emociones colectivas. En consecuencia, este compromiso emocional también puede aumentar la disposición a dominar tareas más desafiantes y estimular un mayor compromiso cognitivo.

El entusiasmo del docente sirve de catalizador externo positivo que facilita el interés, la curiosidad y la motivación intrínseca de los alumnos por aprender, ya sea consciente o inconscientemente. Como resultado, se vuelven más apasionados y motivados intrínsecamente para dominar la tarea. Curiosamente, el entusiasmo del profesor no es una influencia tan significativa de la motivación extrínseca de los alumnos. Quizá esto se deba a que los alumnos motivados por profesores entusiastas están más orientados hacia el conocimiento, la competencia y la capacidad que hacia las calificaciones o las recompensas.

Aunque el entusiasmo del profesor no es una panacea para todos los problemas de comportamiento en el aula, es una poderosa fuente de compromiso conductual, cognitivo y emocional de los alumnos.

No eres lo que piensas, ni tan siquiera eres lo que dices. Eres lo que haces, inspira con tu ejemplo. Las buenas conductas y un uso adecuado de las habilidades sociales provienen de esas emociones igualmente positivas. Si quieres que se porten bien, haz que se sientan bien. Por el contrario, las emociones negativas de los profesores pueden provocar una mayor presencia de conductas antisociales y disruptivas.

Como maestro en la etapa de Primaria durante bastantes años, he comprobado la enorme  influencia que tiene mi actitud sobre mis alumnos y alumnas.  Está claro que mi energía y mi forma de impartir clases afecta enormemente al resultado de cómo y qué aprende mi alumnado.  Entre mis objetivos como maestro está, por tanto, enseñar cada asignatura con entusiasmo en un intento de influir en mis alumnos de la forma más positiva y productiva posible para aumentar su aprendizaje.

Un docente entusiasta tiene energía, disfruta de la enseñanza, transmite amor por su asignatura, muestra confianza en sí mismo, involucra a los estudiantes en el proceso de enseñanza – aprendizaje, demuestra un alto nivel de conocimiento, mejora los aprendizajes de los estudiantes…

Como docente, tu estado de ánimo influye en lograr tu mejor versión. Ser feliz, ir con una sonrisa en el rostro, el buen humor… es una decisión que marca la diferencia entre ser un maestro con el que tu alumnado quiera estar y aprender, o con quien no quieran estar y cuenten los minutos para que la clase termine.

Nuestra actitud ante las dificultades es determinante, siempre nos dará más mirarlo con optimismo y aportar soluciones que con pesimismo y entrar en un bucle sin salida. No hay que negar la realidad, pero no cojamos por afición vivir una y otra vez lo negativo; puede llegar a ser muy dañino. Vivamos de la mejor manera posible.

Las cosas no siempre son como nos gustarían que fueran. Evidentemente, intentemos cambiarlas y mejorarlas, pero es la propia actitud el primer paso para lograrlo. Valoremos lo positivo, y tengamos entusiasmo tanto por disfrutar de lo que nos gusta como por cambiar lo que no es así. No es lo que te pasa, es lo que haces con lo que te pasa.

Transmitimos nuestra manera de ser y de sentir a nuestro alumnado. Cuando estás con alegría y buen humor, la mitad de las dificultades desaparecen. Creemos en el aula un microclima de alegría en las vivencias y entusiasmo por el aprendizaje. La actitud es una decisión que marca la diferencia de quiénes somos como docentes y qué viviremos en nuestras prácticas de clase.

A menudo es, simplemente, la actitud del docente la que convierte algo ordinario en algo extraordinario. ¿Qué decides? ¿Cómo vas a entrar en tu aula?

Pabilo Editorial
El Recreo Diario es un periódico escolar, educativo y cultural. Entre nuestros objetivos está ofrecer contenidos actuales y frescos para lectores curiosos e inquietos. También queremos servir de plataforma de debate y retroalimentación entre todos los agentes de estos sectores claves para una sociedad sana y moderna.