El gasto en educación en la sombra (ES) (“Shadow Education”) ha crecido en España independientemente del contexto económico: su volumen se triplicó entre 2006 (246M€) y 2017 (732M€), coincidiendo con la Gran Recesión. La demanda parece ser inelástica, y estaría convirtiendo, de facto, lo que era un bien de lujo en un bien de primera necesidad. Así se desprende el estudio llevado a cabo por Juan Manuel Moreno, profesor titular de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), y que resumimos a continuación.
La relación entre ES y escolarización ha sido originalmente simbiótica, pero corre el riesgo de caer en el parasitismo, cuando en lugar de suplementar, la ES pasa a suplantar la educación formal. En casos extremos, pueden generar dinámicas muy perversas.
Por ejemplo, en algunos países, los profesores se guardan parte de sus materiales para sus propias clases particulares. En este documento, se estima por primera vez de forma exhaustiva, a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF), el peso de este mercado en España. La incidencia de la ES, en España aparece como aún lejana a la frontera en la que empieza a parasitar la escolarización:
→ A pesar de un crecimiento sostenido a lo largo del período estudiado (2006- 2020), el 23% de los hogares (y un 24% de los estudiantes) consume clases particulares en España, cifras relativamente bajas en relación con los países asiáticos y aun con los europeos.
→ En España el impacto de la ES sobre la equidad educativa es, como en todas partes, negativo (los hogares ricos gastan hasta cinco veces más que los hogares más pobres), si bien los hogares de ingreso medio y bajo están aumentando el porcentaje de sus presupuestos dedicados a ella.
→ Los datos de TIMSS 2019 para España muestran que este tipo de clases se centran en recuperar y reforzar más que en perfeccionar y ampliar.
→ El gasto en ES no es en España un fenómeno predominantemente urbano, sino que crece con más fuerza en pequeños municipios y zonas rurales.
→ En 2020, el confinamiento y sus consecuencias inmediatas en España afectaron mucho más al gasto en ES de los hogares ricos que al de los de menor gasto.
La experiencia internacional muestra que la regulación de la ES, incluso cuando se implanta con éxito, puede no ser suficiente para evitar el parasitismo de la ES sobre la educación. En la postpandemia, además, la proliferación de los servicios online a escala global presenta nuevos riesgos y desafíos y hace que la regulación sea aún más difícil. Las soluciones pasan más por políticas para contener la demanda de ES que por tratar de frenar la oferta.
Tras la pandemia, los sistemas escolares tendrán que competir con la ES en capacidad de personalización para asegurar a medio plazo no perder más financiación pública. Un excesivo crecimiento de la ES podría traducirse en incentivos para reducir la financiación pública en la educación formal, lo que, a su vez consolidaría las desigualdades crecientes. Aumentar la confianza pública en las escuelas será la vía para evitar que la ES se imponga como norma social. Esto requiere políticas educativas de gran calado, sobre todo en materia de evaluación, exámenes externos, certificación del aprendizaje, orientación personal y profesional y multiplicación de itinerarios educativos que transformen la escolarización en una carrera donde todos puedan ganar.
Puedes consultar aquí el informe completo.