
Estoy seguro de que cuando pensáis en un químico, os imagináis un viejo de pelo alborotado, medio loco, con una bata raída y rodeado de cachivaches con nombres impronunciables. Yo a través de estas líneas voy a intentar alejaros de esa realidad y derribaros esos estereotipos (en mi caso sobre todo lo del pelo…) y abriros la puerta a un mundo fascinante, porque la Química está presente en todo lo que nos rodea, porque en definitiva la vida, “la vida es pura Química”.
Llegué a la Química por casualidad. No fue una decisión vocacional, ni venía de una familia relacionada con esa profesión. Mi relación con la Química fue un flechazo, auténtico amor a a primera vista, que tras nuestra primera cita en una clase en la facultad, le juré amor eterno.
Hoy he venido a contaros un poco el camino para llegar hasta aquí, y mostraros algunos de las múltiples salidas que tiene esta bonita profesión, que es capaz de desentrañar todo lo que nos rodea en busca de una explicación racional de algunos fenómenos que no somos capaces de entender.
Me llamo Sergio Amador Pérez y estudié la Licenciatura en Ciencias Químicas por la especialidad Industrial. Debo confesaros que esta licenciatura no fue una tarea fácil, requería estudio y sobre todo mucha dedicación y trabajo, pero soy de los que piensan que el esfuerzo y la constancia es mucho más potente que la inteligencia sin más.
Imaginaros un químico compartiendo piso con periodistas y comunicadores audiovisuales… pues eso es lo maravilloso de estudiar fuera y compartir piso; aun siendo el bicho raro que se encerraba a estudiar, en mis ratos de descanso aprendí a través de mis compañeros de libros, cine, realización y conocí a los que hoy son unos maravillosos profesionales además de mejores personas.
El estudio del Grado de Química no es baladí, ya no solo por el temario y la extensión del mismo, sino que la forma de estudio también es diferente. En este tipo de titulaciones es mucho más efectivo el desarrollar todas las teorías y razonamientos que estudiarlas de memoria, es decir, se estudia con la razón. A eso hay que sumar la componente práctica de estas titulaciones, que hace que gran parte de una asignatura se desarrolle en un laboratorio, aplicando de forma práctica todos los conocimientos teóricos adquiridos.
Pero en mi caso también requería muchas veces del trabajo y estudio en grupo. Formamos un grupo de estudio, pero no cualquier grupo, era “EL GRUPO”. Cuatro cabezas, a las que admiro e idolatro a partes iguales, en las que había mentes brillantes que me eclipsaban, donde sus planteamientos y teorías acompañadas con la música de fondo de Silvio Rodríguez en aquellas tardes en Reina Mercedes, me abrieron puertas inimaginables a razonamientos y formas de pensar que me hicieron cambiar la concepción del mundo y la vida misma.
En aquellos años de Facultad me decanté por la especialidad industrial, lo que sería más parecido a la Ingeniería Química, donde recibí una de las lecciones más importantes que me enseñaron en la Facultad. Un profesor de Ingeniería nos dijo un día: “Cuando salgáis de aquí con vuestro Título, y entréis a trabajar como químicos en una fábrica, nunca olvidéis estas palabras: para vosotros el de la carretilla es un Dios”. Todos nos quedamos un poco atónitos ante esta afirmación y no sabíamos muy bien qué nos querían decir; tras un incómodo silencio nos explicó que no por tener nosotros más formación o conocimientos podíamos desechar la experiencia y el conocimiento adquirido por años de trabajo, y nos encomiaba a que fuéramos humildes y aprendiéramos desde abajo, sin desechar nunca la opinión de los que habitualmente realizan el trabajo.
Una vez acabada la formación lo importante es decidir hacia dónde quieres desarrollar tu carrera profesional; en mi caso comencé un doctorado en reología industrial (pensaréis que es una palabrota, pero es lo que hace que una bebida o comida tenga una textura adecuada, al igual que por ejemplo una pintura), y a la misma vez comencé un máster en sistemas de gestión de la calidad, compatibilizando todo ello con mis estudios de Inglés.
Como os comentaba al principio si miras a tu alrededor hay Química en todo lo que nos rodea. Yo comencé a realizar unas prácticas en un laboratorio agroalimentario y fue ahí donde descubrí aún más nuestra relación con la Química. La Química hace que la comida que comamos sea segura, sea saludable, al igual que el agua que bebemos o incluso el agua de nuestras piscinas donde nos bañamos. Hay Química en nuestros residuos y vertidos, pero también en nuestros ríos y marismas. Hay Química en la ropa que vestimos, en los medicamentos que nos curan enfermedades y en los cosméticos que nos hacen ponernos guapos. Hay Química en todo lo que nos rodea y el trabajar en un Laboratorio tan versátil me hizo abrir mi mente y aprender de mil campos y aplicaciones.
En mi caso además siempre me seguí formando, en nuevas técnicas analíticas, en calidad, en cálculo de incertidumbres, validación de ensayos y mil cosas más. Esa formación y experiencia me propició que tras casi 20 años, pudiera dar mi último salto profesional y desarrollar actualmente mi carrera en Giahsa.
No sabéis todo lo que implica un gesto tan sencillo como abrir el grifo o tirar de la cisterna y la cantidad de profesionales que engloba: diseño de instalaciones, obras, redes, telecontrol, mantenimiento, producción, depuración, control de calidad, atención al cliente, étc.
Actualmente, mi labor en Giahsa es controlar y supervisar los planes de control analítico, colaborar en el seguimiento de los planes sanitarios del agua, analizar y controlar los resultados de los ensayos realizados, así como controlar los procesos de potabilización del agua. A todo ello hay que sumar labores de formación, colaboración en estudios de mejora de la calidad del agua y los procesos de potabilización, y por supuesto labores administrativas y de calidad en seguimiento de contratos y pliegos.
Sonará a tópico de Recursos Humanos, pero decía una frase de Confucio que “elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida”. Yo tengo la suerte no sólo de que me guste mi trabajo sino que además me apasione; unir la Química con el agua para asegurar el abastecimiento de una provincia y para colmo desarrollar proyectos de investigación en algunos enclaves tan mágicos como puede ser las Grutas de las Maravillas hace que este trabajo sea un sueño para alguien enamorado de la Química.
La Química no sólo son fórmulas ni ecuaciones, la Química muchas veces es la solución y explicación a muchas de las cosas que nos rodean y solo basta con que abráis un poco los ojos para que podáis ver la Química a vuestro alrededor, porque como ya os dije al principio, en definitiva, la vida es pura Química…