Rocío Márquez: “El Flamenco es parte de nuestra cultura y debe estar en las aulas”

Rocío Márquez es otra de las grandes del Flamenco que ha dado la provincia de Huelva y uno de los referentes de este mundo. Empezó en el Flamenco desde muy pequeña y siempre se recuerda cantando, incluso en el colegio. Su precocidad en este ámbito la llevó incluso a participar en el concurso de Antena 3 ‘Menudas Estrellas’ y poco después comenzó a especializarse en la Fundación Cristina Heeren. Se graduó en Educación Musical por la Universidad de Sevilla en 2008, y en la misma Universidad realizó el Máster en Estudios Avanzados de Flamenco: un análisis interdisciplinar. En la actualidad está trabajando en su tesis doctoral sobre la técnica vocal en la historia del Flamenco.

¿En qué colegio estudiaste?

—Estudié hasta segundo de ESO en el colegio Cardenal Spínola de Huelva. Hice tercero y cuarto de ESO en el SAFA Funcadia de la misma ciudad. A los 16 años me trasladé a Sevilla e hice bachiller en el IES Beatriz de Suabia.

¿Qué recuerdos tienes de tu paso por el colegio?

—Cuando era pequeña me costaba mucho concentrarme para estudiar. Tenía un pacto con mis padres: si cumplía en el colegio podía dedicar el resto del tiempo a lo que más me gustaba que era la música. Cuando empecé a cumplir años, comencé a sentir que la educación era el mejor medio para poder conseguir los sueños que tenía.

¿Ya te gustaba cantar por aquella época? ¿A qué edad empezaste a cantar?

—Sí, me encanta cantar desde que recuerdo. En mi familia hay varias personas que cantan muy bien. Mi madre, mi abuelo, mi prima Nuri… Aprendí fandangos de ellos y con ocho años empecé a ir a la Peña Flamenca de Huelva. Allí aprendí nuevos cantes como los tangos, las bulerías y las alegrías.

¿Cómo fue tu paso por el programa Menudas Estrellas? ¿Recomendarías un Talent Show a un niño que empieza?

—La experiencia en el programa fue preciosa. El problema fue cuando regresé a clases y descubrí que todo había cambiado. Sufrí bullying y lo pasé bastante mal, por eso me cambié a otro centro. Con el tiempo he entendido que aquella vivencia me hizo más fuerte. Pero aún a día de hoy no tengo claro qué opino acerca de los talent shows. Por un lado desarrollas el potencial artístico y disfrutas de una experiencia bastante única, con el aprendizaje que ello conlleva, pero por otro lado te adentras en un mundo de adultos y no todos los niños encuentran una manera amable de gestionar las emociones vividas.

¿Cómo fue tu paso por la fundación Cristina Heeren? ¿Qué función tienen las escuelas de flamenco y como funcionan?

—Yo aprendí muchísimo allí; a catalogar y cantar los diversos estilos de cantes que existen; a conocer la historia del Flamenco; a practicar el cante para baile; a poner atención sobre la técnica vocal… Teníamos clases desde las nueve de la mañana a las dos de la tarde con una gran variedad de asignaturas. El proceso de aprendizaje no sólo está en los ámbitos familiares, como en los inicios. En la actualidad podemos encontrar este género en conservatorios, universidades y escuelas privadas. Todos estos lugares tienen como objetivo principal transmitir los conocimientos que encierra este Patrimonio Inmaterial de la Humanidad que es el Flamenco.

Tu imagen ha sido utilizada como referente en el calendario coeducativo de la Junta. ¿Cómo fue la experiencia?

—Me hizo muchísima ilusión no solo a título personal, sino también como flamenca. Cada acción que salga adelante es un pasito más hacia la igualdad, un camino que debemos recorrer entre todos y todas.

¿Llegaremos a la igualdad real entre hombres y mujeres con una educación adecuada?

—Confío en ello. Para acercarnos a esa igualdad es imprescindible tomar conciencia de la situación actual y continuar trabajando en esa dirección.

¿Habría que meter el Flamenco en las aulas? ¿Qué puede aportar?

—El Flamenco es una parte fundamental de nuestra cultura, por ello debería estar en las aulas. Con una formación específica para el profesorado, podría ser una herramienta transversal muy efectiva; cada estilo o cante está asociado a una ciudad (geografía), posee estructuras métricas muy variadas (lengua), en sus letras incluye tanto poesía popular como textos de nuestros más representativos escritores (literatura), posee distintos estilos de compases simples y compuestos (matemáticas)… Todo ello aportaría una visión holística del arte, transmitiéndolo como un factor imprescindible en cualquier faceta de la vida.

¿Has ido a colegios a contar tu experiencia como cantaora? ¿Hay interés en los jóvenes?

—He podido estar en varios colegios haciendo talleres de Flamenco y las experiencias siempre han sido muy positivas. Nuestros niños tienen mucho arte.

 

Pabilo Editorial