La Educación, por esta maldita pandemia, está en el punto de mira de la opinión pública. La necesidad de mantener abiertos los centros educativos ha avivado el debate sobre la situación en la que se encuentra uno de los servicios públicos esenciales para el estado de bienestar.
El COVID ha conseguido sacar a la luz nuestras vergüenzas, desde una administración incapaz de reaccionar a tiempo, pasando por unos partidos políticos que piensan más en sus votos y sillones cuando estamos pasando por una crisis sanitaria que mata a miles de personas, un sistema sanitario con deficiencias, con un personal que se encuentra en precario a pesar de los difíciles momentos que estamos pasando, y una educación sin medios para poder adaptarse y ofrecer una respuesta segura a la situación actual y ante el confinamiento que está por llegar.
El COVID ha conseguido sacar a la luz nuestras vergüenzas
Estamos todos de acuerdo que la mejor educación es la presencial, y que no existe ningún medio tecnológico que pueda sustituirla. De hecho, la vuelta al cole tras el confinamiento fue una bendición para la mayoría del alumnado que necesitaba estar en el aula con sus compañeros y compañeras. Pero también es cierto que el sector educativo es el único que ha mantenido a un alto número de personas en un espacio cerrado, manteniendo los mismos números que se manejaban antes del primer confinamiento. Mientras otros sectores se han visto abocados al cierre, han tenido que reducir aforo, han establecido turnos o citas previas, en educación estamos en el mismo escenario que teníamos el 13 de marzo pasado. Sólo ha cambiado el uso de mascarillas, la utilización de geles hidroalcohólicos y la lucha del profesorado para que se respete la distancia social entre nuestro alumnado.
la educación está sin medios para poder adaptarse y ofrecer una respuesta segura a la situación actual y ante el confinamiento que está por llegar
Y es que la realidad de las instalaciones de nuestros colegios e institutos en la actualidad no ha cambiado mucho a como estaban cuando algunos de los que hoy peinamos canas asistíamos a clases de EGB o BUP. Hemos visto cómo han evolucionado las instalaciones de muchas administraciones hacia unas condiciones envidiables para la mejorar de su servicio y la comodidad de sus trabajadores y trabajadoras, unos cambios que son necesarios también para nuestros centros educativos, pero que actualmente seguimos viéndolos como una utopía teniendo en cuenta cómo gestionan desde hace décadas las administraciones responsables en Educación. Nuestro alumnado, en jornadas intensivas de más de 6 horas, se sientan en las mismas sillas duras e incómodas de las que nos quejábamos nosotros y pasan el mismo frío o calor.
la vuelta al cole tras el confinamiento fue una bendición para la mayoría del alumnado que necesitaba estar en el aula
En las últimas décadas sólo se ha producido un cambio educativo significativo, que fue la LOGSE, que en aquellos años generó intensos debates, pero a la que tenemos que agradecer que se lograra aumentar el número de profesorado en los centros y reducir en algo la ratio de las aulas. Desde mediados de los noventa hasta ahora hemos tenido otros muchos cambios legislativos en educación, quizás demasiados, con muchos planteamientos pedagógicos más o menos necesarios, pero que no han tenido en cuenta la mejora de las instalaciones de nuestros colegios e institutos, la reducción de la ratio o la contratación de más docentes, en definitiva, invertir en una mejora de la calidad educativa.
Y ahora, quienes se han olvidado de la Educación exigen a sus profesionales que se reinventen para afrontar confinamientos futuros. Y lo haremos. Volveremos a estar horas delante del ordenador para estar lo más cerca posible de nuestro alumnado. Vienen momentos complicados y el profesorado va a responder, como lo hizo en marzo pasado. Pero también es cierto que exigiremos a esos mismos responsables políticos, una vez pase esta situación de crisis, que inviertan en la transformación que nuestro sector requiere, y se lleven a cabo las necesidades educativas especiales que estamos demandando, para que nos podamos sentir orgullosos y orgullosas de nuestro sistema educativo.